lunes, 2 de julio de 2012

Québec, un lugar para soñar


Québec es realmente la hija obediente de su patria europea: un pasto verde inmaculado y los bosques imponentes, con sus impresionantes iglesias de color bronce y cafés y con sus aceras de imagen perfecta. Pero también es el rebelde vivaz de la elegancia francesa, la actitud liberal, cocina pecaminosamente deliciosa y gente guapa. A diferencia de sus antepasados ​​a través del Atlántico, los quebequenses saben cómo hacer un buen pastel y comérselo también – acompañado de un tazón humeante de café con leche. 


 No solo los precios son razonables, sino que también vas a encontrar a los quebequenses realmente vibrantes y muy atractivos como las coloridas fachadas victorianas, exuberantes colinas y bistros románticos esparcidos por esta magnífica provincia. Lo cual además podrás ver a los canadienses de la provincia, por lo que nunca estarán demasiado lejos de la naturaleza, los cuales además con orgullo desfilan en sus parques protegidos, rangos de majestuosas montañas y costas escarpadas barridas por el viento.
Québec es también una bulliciosa metrópoli con una mezcla perfecta de sofisticación y alegría y empapados de historia los cuales les hace sentirse a sus habitantes muy orgullosos de su procedencia. Los encantos rústicos de la antigua Québec se encuentran dispersos entre los municipios del este, y los productos de las tierras de cultivo bucólicos y de paisajes de Charlevoix gracias a las mesas de los restaurantes estelares de la región. Las Laurentides abundan en las estaciones de esquí y las altas montañas, mientras que las costas escarpadas de la mancha Gaspésie y los impresionantes acantilados por encima del Saguena y River son igual de hermosos. Los que tienen una sed de lo extraordinario podrán encontrar en el extremo norte una escapada para pasar unas increíbles vacaciones.

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